Capítulo (II):
~ Amigos
Unir


(Re) unir
(Re) unir
Indice
Amigos nace del firme deseo de
reivindicar dos ideas que seguramente retratan una forma personal de ver y
vivir la vida. Como reivindicar algo sin previamente haber disentido resultaría
complicado, la primera de las dos ideas que expresaré es la clara manifestación
de un desacuerdo que hace tiempo me acompaña:
Aprecio su intención de señalar promesas que nunca se cumplieron —y a quienes las incumplieron— pero disiento en lo relativo al poder que se le atribuye a cualquier brisa, corriente o vendaval de arrastrar nuestras palabras hasta borrar su rastro por completo.
Ignoro por qué razón hay palabras cuya huella queda tan fuertemente grabada en el recuerdo. Igualmente ignoro qué temática habrían de abordar, cuándo tendrían que ser pronunciadas o quién debería hacerlo para que nunca quedaran relegadas al olvido. Sin embargo sé que hay palabras que, al calor de las ideas, se convierten en piezas imprescindibles del juego de conversar; puedo incluso verlas encajando unas con otras conformando el puzzle de nuestras memorias. Y así, imaginando, es como encuentro inusualmente sencillo disipar cualquier duda que me impida asegurar que
—si por mundo acordamos entender el conjunto de pensamientos y sentimientos, recuerdos e imágenes que nos habitan.
He pretendido, asimismo, reivindicar en esta página con formato de blog nuestras voces; aunque no reparemos en su grandeza, podemos descubrir la sabiduría que ocultan muchas de las cosas que decimos. Por eso esta segunda idea llega acompañada de un guiño inevitable a la fórmula homérica
palabras que tienen el poder de volar, palabras que transportan a quien las pronuncia y a quien las escucha. Es inevitable porque al igual que los poemas de Homero, nuestras conversaciones pueden llegar a discurrir por cauces sorprendentes, elevarse a la categoría de las grandes aventuras expresando los pensamientos y sentires más intrépidos que quepa soñar.
Esta página quiere servir también como tributo a la
y a las conversaciones que refuerzan el vínculo que nos une. Es, en suma, un intento de (re) unir nuestras huellas para registrar en la memoria las aladas palabras que el viento no podrá borrar.
no comparto el viejo dicho las palabras se las lleva el viento...
Aprecio su intención de señalar promesas que nunca se cumplieron —y a quienes las incumplieron— pero disiento en lo relativo al poder que se le atribuye a cualquier brisa, corriente o vendaval de arrastrar nuestras palabras hasta borrar su rastro por completo.
Ignoro por qué razón hay palabras cuya huella queda tan fuertemente grabada en el recuerdo. Igualmente ignoro qué temática habrían de abordar, cuándo tendrían que ser pronunciadas o quién debería hacerlo para que nunca quedaran relegadas al olvido. Sin embargo sé que hay palabras que, al calor de las ideas, se convierten en piezas imprescindibles del juego de conversar; puedo incluso verlas encajando unas con otras conformando el puzzle de nuestras memorias. Y así, imaginando, es como encuentro inusualmente sencillo disipar cualquier duda que me impida asegurar que
las palabras son la voz de nuestros mundos
—si por mundo acordamos entender el conjunto de pensamientos y sentimientos, recuerdos e imágenes que nos habitan.
He pretendido, asimismo, reivindicar en esta página con formato de blog nuestras voces; aunque no reparemos en su grandeza, podemos descubrir la sabiduría que ocultan muchas de las cosas que decimos. Por eso esta segunda idea llega acompañada de un guiño inevitable a la fórmula homérica
palabras aladas,
palabras que tienen el poder de volar, palabras que transportan a quien las pronuncia y a quien las escucha. Es inevitable porque al igual que los poemas de Homero, nuestras conversaciones pueden llegar a discurrir por cauces sorprendentes, elevarse a la categoría de las grandes aventuras expresando los pensamientos y sentires más intrépidos que quepa soñar.
Esta página quiere servir también como tributo a la
libertad de pensamiento
y a las conversaciones que refuerzan el vínculo que nos une. Es, en suma, un intento de (re) unir nuestras huellas para registrar en la memoria las aladas palabras que el viento no podrá borrar.
© 2021 PALOMA BARCIA
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